jueves, 10 de noviembre de 2011

Hackers: ¿criminales virtuales?


 Máscara utilizada por Anonymous
Durante las últimas semanas, la palabra hackers no ha dejado de ser mencionada en los medios de comunicación del país y del mundo. ¿A qué se debe tanto uso? Pues a la cantidad de ataques cibernéticos que han afectado las páginas web del gobierno colombiano, de empresas, y las cuentas de redes sociales y de correo de políticos, periodistas y famosos. De todos los grupos que se dedican a dar estos golpes, el más destacado es Anonymous, una legión de ‘hacktivistas’ que lucha por la libertad de expresión y que se caracteriza por utilizar la máscara de “V”, el personaje de la película V de Vendetta. El experto en cultura digital, Pablo Francisco Arrieta, Xpectro, en una entrevista con María Jimena Duzán para la revista Semana, expresó que los ataques de Anonymous se realizan como “protesta por actos que van contra el pueblo”.      

Si bien es cierto que todos tenemos derecho a protestar cuando no estamos de acuerdo con algo, no me parece que lo más apropiado sea colapsar páginas web, lo cual es un delito, y mucho menos invadir la privacidad de alguien tomándose su cuenta de correo electrónico o de su red social. Invito a los hackers a pensar en otras formas de manifestarse y de llamar la atención sin necesidad de violar los derechos de los demás, porque, ¿de qué vale defender a unos si van a pasar por encima de otros?           

En 2009, el Congreso de la República de Colombia promulgó la Ley 1273, por medio de la cual se modificó el Código Penal, creando un nuevo bien jurídico tutelado llamado “De la Protección de la información y de los datos”. En castellano esto quiere decir que por medio de esta ley se introdujeron al Código Penal varios artículos que señalan cuándo se cometen delitos relacionados con la información, las telecomunicaciones y las nuevas tecnologías, y también cuáles son sus penas. ¿Así o más claro? Evidentemente en Colombia sí es delito saturar una página web e impedir que se pueda acceder a su contenido, por lo tanto lo que hacen los hackers es absolutamente reprochable y merece un castigo.

De hecho, el joven universitario Johan Cubillos, quien “secuestró” las cuentas de Hotmail, Gmail, Facebook y Twitter del periodista Daniel Samper Ospina y luego publicó su contenido; actualmente está siendo investigado por la Fiscalía y podría pagar entre cuatro y trece años de cárcel. (Haga click aquí para ver video de la captura) 

Los ‘hacktivistas’ amparan sus acciones diciendo que son medidas para defender los derechos a la información, al conocimiento y a la libertad. Según ‘Attack Red’, uno de los voceros de Anonymous, en entrevista para la revista Semana, “la mayoría de los ataques son simbólicos pero efectivos. (…)Logramos mostrar nuestro rechazo a las medidas del Gobierno, cuando pasan por encima de los intereses y el bienestar del pueblo le decimos a la sociedad que estamos de su lado.” Resulta irónico que estas organizaciones sustenten sus ataques en estos tres derechos, pues cuando colapsan una página web los están vulnerando. El acceso a la información y al conocimiento es afectado porque las personas no pueden consultar los contenidos de la página web, y la libertad también es quebrantada porque se le impide a la persona acceder a un sitio web que desea visitar. Además, cuando “secuestran” la cuenta de correo o de red social de alguien le están violando sus derechos a la intimidad y a la libre expresión. Parece ser que en este caso la cura es peor que la enfermedad y que los jueces deberían ser en realidad los juzgados.

Si cada vez que no estemos de acuerdo con algo o con alguien vamos a invadir su privacidad tomando sus cuentas en internet y publicando su contenido, llegará un punto en el que la gente habrá perdido su privacidad tantas veces que cansada podría tomar una decisión radical como dejar de tener correo electrónico y de pertenecer a las redes sociales. Asimismo, si cada vez que estemos en desacuerdo con una entidad, empresa u organización vamos a colapsar su página web, entonces la gente permanecerá desinformada con respecto a éstas, pues será prácticamente imposible acceder a la información en internet. En cualquier otra época de la historia estas consecuencias podrían no ser tan graves, pero en la actualidad, en la época de la sociedad de la información son terribles, porque la mayoría de la información y del conocimiento se encuentran archivados en los computadores, en las telecomunicaciones y en la internet.

También hay que tener en cuenta que según la última encuesta realizada por el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones e Ipsos-Napoleón Franco en diciembre de 2010, el 71% de los colombianos utiliza internet para mandar y recibir correos, y el 52% lo utiliza para acceder a redes sociales. Todas estas personas somos susceptibles a que nos hackeen y como todos somos posibles víctimas deberíamos hacerle caso a San Agustín y empezar a respetar para que nos respeten, pues algo que debe acompañar al respeto es la reciprocidad. Si todos cumplimos con la regla de no hacer a los demás lo que no queremos que nos hagan seguro que no tendremos que seguir enfrentando el problema de los hackers.
 
Ya que las acciones de los hackers son ilegales y vulneran más derechos de los que defienden, reitero la propuesta y los invito a manifestar sus inconformidades y a plantear sus soluciones dentro la legalidad. Lo podrían hacer, por ejemplo, con un foro o una marcha, la cual sí está permitida dentro de la Constitución. Por ahora solamente podemos esperar la siguiente acción de los hackers y rogar para que ésta no sea en contra de nuestros derechos.

sábado, 15 de octubre de 2011

Correcciones y argumentos secundarios


Durante las últimas semanas, la palabra hackers no ha dejado de ser mencionada en los medios de comunicación del país y del mundo. ¿A qué se debe tanto uso? Pues a la cantidad de ataques cibernéticos que han afectado las páginas web del gobierno colombiano, de empresas, y las cuentas de redes sociales y de correo de políticos, periodistas y famosos. De todos los grupos que se dedican a dar estos golpes, el más destacado es Anonymous, una legión de ‘hacktivistas’ que lucha por la libertad de expresión y que se caracteriza por utilizar la máscara de “V”, el personaje de la película V de Vendetta. El experto en cultura digital, Pablo Francisco Arrieta, Xpectro, en una entrevista con María JimenaDuzán para la revista Semana, expresó que los ataques de Anonymous se realizan como “protesta por actos que van contra el pueblo”.   

Si bien es cierto que todos tenemos derecho a protestar cuando no estamos de acuerdo con algo, no me parece que lo más apropiado sea colapsar páginas web, lo cual es un delito, y mucho menos invadir la privacidad de alguien tomándose su cuenta de correo electrónico o de su red social. Invito a los hackers a pensar en otras formas de manifestarse y de llamar la atención sin necesidad de violar los derechos de los demás, porque, ¿de qué vale defender a unos si van a pasar por encima de otros?           

En 2009, el Congreso de la República de Colombia promulgó la Ley 1273, por medio de la cual se modificó el Código Penal, creando un nuevo bien jurídico tutelado llamado “De la Protección de la información y de los datos”. En castellano esto quiere decir que por medio de esta ley se introdujeron al Código Penal varios artículos que señalan cuándo se cometen delitos relacionados con la información, las telecomunicaciones y las nuevas tecnologías, y también cuáles son sus penas. ¿Así o más claro? Evidentemente en Colombia sí es delito saturar una página web e impedir que se pueda acceder a su contenido, por lo tanto lo que hacen los hackers es absolutamente reprochable y merece un castigo.

De hecho, el joven universitario Johan Cubillos, quien “secuestró” las cuentas de Hotmail, Gmail, Facebook y Twitter del periodista Daniel Samper Ospina y luego publicó su contenido; actualmente está siendo investigado por la Fiscalía y podría pagar entre cuatro y trece años de cárcel. (Haga click aquí para conocer más del caso y ver el video de la captura)

Los ‘hacktivistas’ amparan sus acciones diciendo que son medidas para defender los derechos a la información, al conocimiento y a la libertad. Según ‘Attack Red’, uno de los voceros de Anonymous, en entrevista para la revista Semana, “la mayoría de los ataques son simbólicos pero efectivos. (…)Logramos mostrar nuestro rechazo a las medidas del Gobierno, cuando pasan por encima de los intereses y el bienestar del pueblo le decimos a la sociedad que estamos de su lado.” Resulta irónico que estas organizaciones sustenten sus ataques en estos tres derechos, pues cuando colapsan una página web los están vulnerando. El acceso a la información y al conocimiento es afectado porque las personas no pueden consultar los contenidos de la página web, y la libertad también es quebrantada porque se le impide a la persona acceder a un sitio web que desea visitar. Además, cuando “secuestran” la cuenta de correo o de red social de alguien le están violando sus derechos a la intimidad y a la libre expresión. Parece ser que en este caso la cura es peor que la enfermedad y que los jueces deberían ser en realidad los juzgados.

Por otro lado, si cada vez que no estemos de acuerdo con algo o con alguien vamos a invadir su privacidad tomando sus cuentas en internet y publicando su contenido, llegará un punto en el que la gente habrá perdido su privacidad tantas veces que cansada podría tomar una decisión radical como dejar de tener correo electrónico y dejar de pertenecer a las redes sociales. Asimismo, si cada vez que estemos en desacuerdo con un entidad, empresa u organización vamos a colapsar su página web, entonces la gente permanecerá desinformada con respecto a éstas, pues será prácticamente imposible acceder a la información en internet. En cualquier otra época de la historia estas consecuencias podrían no ser tan graves, pero en la actualidad, en la época de la sociedad de la información éstas son terribles, porque la mayoría de la información y del conocimiento se encuentran en los computadores y en las telecomunicaciones.

También hay que tener en cuenta que según la última encuesta realizada por el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones e Ipsos-Napoleón Franco en diciembre de 2010, el 71% de los colombianos utiliza internet para mandar y recibir correos, y el 52% lo utiliza para acceder a redes sociales. Todas estas personas son susceptibles a que las hackeen y ya que todos somos posibles víctimas deberíamos hacerle caso a San Agustín y empezar a respetar para que nos respeten, pues algo que debe acompañar al respeto es la reciprocidad. Si todos cumplimos con la regla de no hacer a los demás lo que no queremos que nos hagan seguro que no tendremos que seguir enfrentando el problema de los hackers.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Correcciones y contraargumento

Durante las últimas semanas, la palabra hackers no ha dejado de ser mencionada en los medios de comunicación del país y del mundo. ¿A qué se debe tanto uso? Pues a la cantidad de ataques cibernéticos que han afectado las páginas web del gobierno colombiano, de empresas, y las cuentas de redes sociales y de correo de políticos, periodistas y famosos. De todos los grupos que se dedican a dar estos golpes, el más destacado es Anonymous, una legión de ‘hacktivistas’ que lucha por la libertad de expresión y que se caracteriza por utilizar la máscara de “V”, el personaje de la película V de Vendetta. El experto en cultura digital, Pablo Francisco Arrieta, Xpectro, en una entrevista con María Jimena Duzán para la revista Semana, expresó que los ataques de Anonymous se realizan como “protesta por actos que van contra el pueblo”.   

Si bien es cierto que todos tenemos derecho a protestar cuando no estamos de acuerdo con algo, no me parece que lo más apropiado sea colapsar páginas web, lo cual es un delito, y mucho menos invadir la privacidad de alguien tomándose su cuenta de correo electrónico o de su red social. Invito a los hackers a pensar en otras formas de manifestarse y de llamar la atención sin necesidad de violar los derechos de los demás, porque, ¿de qué vale defender a unos si van a pasar por encima de otros?           

En 2009, el Congreso de la República de Colombia promulgó la Ley 1273, por medio de la cual se modificó el Código Penal, creando un nuevo bien jurídico tutelado llamado “De la Protección de la información y de los datos”. En castellano esto quiere decir que por medio de esta ley se introdujeron al Código Penal varios artículos que señalan cuándo se cometen delitos relacionados con la información, las telecomunicaciones y las nuevas tecnologías. Pues bien, entre estos artículos, se encuentra el 269B, que dice: “OBSTACULIZACIÓN ILEGÍTIMA DE SISTEMA INFORMÁTICO O RED DE TELECOMUNICACIÓN. El que, sin estar facultado para ello, impida u obstaculice el funcionamiento o el acceso normal a un sistema informático, a los datos informáticos allí contenidos, o a una red de telecomunicaciones, incurrirá en pena de prisión de cuarenta y ocho (48) a noventa y seis (96) meses y en multa de 100 a 1000 salarios mínimos legales mensuales vigentes, siempre que la conducta no constituya delito sancionado con una pena mayor”. ¿Así o más claro? Evidentemente en Colombia sí es delito saturar una página web e impedir que se pueda acceder a su contenido, por lo tanto lo que hacen los hackers es absolutamente reprochable y merece un castigo.

Los ‘hacktivistas’ amparan sus acciones diciendo que son medidas para defender los derechos a la información, al conocimiento y a la libertad. Según ‘Attack Red’, uno de los voceros de Anonymous, en entrevista para la revista Semana, “la mayoría de los ataques son simbólicos pero efectivos. (…)Logramos mostrar nuestro rechazo a las medidas del Gobierno, cuando pasan por encima de los intereses y el bienestar del pueblo le decimos a la sociedad que estamos de su lado.” Resulta irónico que estas organizaciones sustenten sus ataques en estos tres derechos, pues cuando colapsan una página web los están vulnerando. El acceso a la información y al conocimiento es afectado porque las personas no pueden consultar los contenidos de la página web, y la libertad también es quebrantada porque se le impide a la persona acceder a un sitio web que desea visitar. Además, cuando “secuestran” la cuenta de correo o de red social de alguien le están violando sus derechos a la intimidad y a la libre expresión. Parece ser que en este caso la cura es peor que la enfermedad y que los jueces deberían ser en realidad los juzgados.  


domingo, 11 de septiembre de 2011

Corrección del primer párrafo y párrafo del argumento principal


Máscara utilizada por Anonymous
Durante las últimas semanas, la palabra hackers no ha dejado de ser mencionada en los medios de comunicación del país y del mundo. ¿A qué se debe tanto uso? Pues a la cantidad de ataques cibernéticos que han afectado las páginas web del gobierno colombiano, de empresas, y las cuentas de redes sociales y de correo de políticos, periodistas y famosos. De todos los grupos que se dedican a dar estos golpes, el más destacado es Anonymous, una legión de ‘hacktivistas’ que lucha por la libertad de expresión y que se caracteriza por utilizar la máscara de “V”, el personaje de la película V de Vendetta. El experto en cultura digital, Pablo Francisco Arrieta, Xpectro, en una entrevista con María Jimena Duzán para la revista Semana, expresó que los ataques de Anonymous se realizan como “protesta por actos que van contra el pueblo”.     

Si bien es cierto que todos tenemos derecho a protestar cuando no estamos de acuerdo con algo, no me parece que lo más apropiado sea colapsar páginas web, lo cual es un delito, y mucho menos invadir la privacidad de alguien tomándose su cuenta de correo electrónico o de su red social. Invito a los hackers a pensar en otras formas de manifestarse y de llamar la atención sin necesidad de violar los derechos de los demás, porque, ¿de qué vale defender a unos si van a pasar por encima de otros?

En 2009, el Congreso de la República de Colombia promulgo la Ley 1273, por medio de la cual se modificó el Código Penal, creando un nuevo bien jurídico tutelado llamado “De la Protección de la información y de los datos”. En castellano esto quiere decir que por medio de esta ley se introdujeron al Código Penal varios artículos que señalan cuándo se cometen delitos relacionados con la información, las telecomunicaciones y las nuevas tecnologías. Pues bien, entre estos artículos, se encuentra el artículo 269B, que dice: “OBSTACULIZACIÓN ILEGÍTIMA DE SISTEMA INFORMÁTICO O RED DE TELECOMUNICACIÓN. El que, sin estar facultado para ello, impida u obstaculice el funcionamiento o el acceso normal a un sistema informático, a los datos informáticos allí contenidos, o a una red de telecomunicaciones, incurrirá en pena de prisión de cuarenta y ocho (48) a noventa y seis (96) meses y en multa de 100 a 1000 salarios mínimos legales mensuales vigentes, siempre que la conducta no constituya delito sancionado con una pena mayor”. ¿Así o más claro? Evidentemente en Colombia sí es delito saturar una página web e impedir que se pueda acceder a su contenido, por lo tanto lo que hacen los hackers es absolutamente reprochable y merece un castigo.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Primer párrafo


Durante las últimas semanas, la palabra hackers no ha dejado de ser mencionada en los medios de comunicación del país y del mundo. ¿A qué se debe tanto uso? Pues a la cantidad de ataques cibernéticos que han afectado las páginas web del gobierno colombiano, de empresas, y las cuentas de redes sociales y de correo de políticos, periodistas y famosos. De todos los grupos que se dedican a dar estos golpes, el más destacado es Anonymous, una legión de ‘hacktivistas’ que se caracteriza por utilizar la máscara de “V”, el personaje de la película V de Vendetta. Entorno a los hackers y sus acciones hay opiniones divididas, ya que en el lenguaje común hacker es el calificativo que se le da a las personas que entran sin permiso a un sistema para robar información o manipularla. Sin embargo, el experto en cultura digital, Pablo Francisco Arrieta, Xpectro, en una entrevista con María Jimena Duzán para la revista Semana, expresó que “hacker es una persona que hace las cosas por placer, que va un poco más allá de lo que toca hacer” y que los ataques de Anonymous se realizan como “protesta por actos que van contra el pueblo”.

Si bien es cierto que todos tenemos derecho a declarar que no estamos de acuerdo con alguna medida del gobierno, no me parece que lo más apropiado sea colapsar páginas web y mucho menos invadir la privacidad de alguien tomándose su cuenta de correo electrónico o de su red social. Invito a los hackers a pensar en otras formas de manifestarse y de llamar la atención sin necesidad de violar los derechos de los demás, porque, ¿de qué vale defender a unos si se va a pasar por encima de otros?